Y cayó la noche y ésta se iluminó

miércoles, 12 de agosto de 2009


Hoy en día en un mundo donde prima la prisa lo superficial, donde el cinismo, la hipocresía y la demagogia sustentas los egos particulares de gran parte de una población desnaturalizada, se pueden conseguir ínfimos reductos donde todo esto quede al margen, momentáneamente pero al margen al fin y al cabo.Sin embargo, el día a día de la vida actual, con "Todo Lo Malo" como diría el malogrado Stieg Larsso, muchas personas se perderán uno de esos "casuales" acontecimientos que hace que nos veamos a nosotros mismo como seres insignificantes.


Hablo de la cita anal veraniega de la Noche de las Perseas o de las Lágrimas de San Lorenzo, en la que los restos de un meteorito que pasó hace muchos años, iluminan el cielo de una manera realmente fantástica.


Dicen, para este año, que el mejor intervalo para contemplarla, sera de las 22 horas a las 0 horas, en la que al menos un servidor espera acordarse mirar al cielo nocturno y ver durante unos instantes como la oscuridad de la noche se ve iluminado por las perseas, como un cristal en el que las gotas de lluvia resbalan plácida aleatoriamente por él.


Me viene a la memoria, una imagen de un "yo" imberbe (no es que ahora sea muy "berbe") mirando paralizado ese baile estelar, maravillado, haciéndome preguntas existenciales sobre el cómo, el por qué, el cuándo el dónde de todo. Me da a mi que hoy me haré las mismas preguntas como siempre, aunque sólo sea por ese instante me olvidaré de todo y todos. Si es que a lo decía el bueno de Andrés Montes... "la vida puede ser maravillosa"