Con dolor de alma

lunes, 29 de junio de 2009


No me gusta despertar, la verdad es que lo odio, el terrible sonido del despertador, sólo me dice que probablemente me quedaré dormido, y despues a correr como condenados a la puerta del Hades.

Por si fuera poco hay días en los que levantarse es sinónimo de pánico, como en mi caso de hoy. Curiosamente no ha sido el despertador lo que me ha traído a la realidad, es más por un momento pensé que estaba en mitad de una pesadilla, y como soy más pillo que otra cosa, no hice más que acurrucarme en mi posición fetal con una media sonrisa en la cara a modo de "bah! que le den a la pesadilla, ya me despertaré..." pero despues de esperar infructuosamente la aparición de un ser con tres cabezas escupiendo fuego, un vampiro, o un asesino en serie con cara de pocos amigos, me empecé a poner nervioso... pero como ya dije que soy demasiado pillo, me volví a acurrucar en mi posición fetal con una sonrisa ya de oreja a oreja mientras pensaba que soy tan vago que hasta los malos malísimos de mis oscuros sueños se tomaban su tiempo para hacer su trabajo.
Al rato, comprendi que no era una pesadilla, y que los gritos que escuchaba eran tan ciertos como que a mi me encanta dormir, lo cual hizo que me incorporase de inmediato... error... lo único que hice fue incorporarme tan rápido que me caí de nuevo en cama.

Despues ver mi torpeza, me levante, eso si, con demasiada calma, para ver qué pasaba con tanto grito de terror, que por una vez no eran míos, vi la hora... quedan 20 minutos para que suene el despertador y yo despierto...eso no es buena señal.

Buscando por casa el origen de los gritos, advertí que estos venían del patio, puta guardería y putos críos. Estaban jugando al "juego de gritar con pánico", ¿sería yo así de pequeño?.

Me quedé un rato observándolos desde la ventana mientras me tomaba un zumo, con unos auténticos pelos de loco y una cara de ultratumba, por el dolor de pecho y de garganta, comprendi que había tenido una noche movidita en las tierras de Morfeo, normal, ya tocaba la verdad, demasiada calma últimamente en mis noches. La verdad es que me duele todo, me duele el alma, tampoco es buena señal, pero a este dolor ya estoy acostumbrado.

Odio madrugar, lo detesto, y menos pasar esas primeras horas en las que no distingo realidad de ficción, donde el dolor es inversamente proporcional a las ganas de hacer algo, veo mis libros de micro... tan grandes, tan austeros, tan serios, va a ser un día duro, miro la hora, el tiempo es la amante caprichosa, cuando quiere pasa rápido, cuando no, es lentamente tortuosa.

Hoy he vuelto a odiar madrugar, despertarme, curiosamente, lo primero que puse para escuchar y ponerme las pilas para un día que comienza es una canción de "As I Lay Dying", me ha vuelto a nacer una sonrisa en la cara, es hora de irme a la ducha.

Curiosamente el título de la canción es propicia, "the darkest nights" para despertar...

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