Paraíso Perdido

Me encanta pasar las vacaciones en mi pequeño paraíso perdido. La tranquilidad reinante, dejando al lado el bullicio propio de estas épocas del año, es tan absoluta, que tanta tranquilidad me pone nervioso (paradojas de la vida).

Pero hay días en mis breves estancias aquí, con los que uno se puede sentir un privilegiado. La gente suele cometer la equivocación de pensar playa = sol, por lo que si no hay sol, para que sirve una playa. En parte me alegra pensar que la gente opina esto, porque gracias a eso yo puedo disfrutar. Me explico. En días nublados o de mal tiempo es muy poca la gente por no decir ninguna que se desplaza a la playa, por lo que escuchar el ruido del viento mezclado con el rugir de las olas al romper no tiene desperdicio; como tampoco lo tiene el pasear solitario en la playa o el simple y mero hecho de sentarte en la arena mirando al mar sin pensar en nada simplemente mirando el mar, con ese don de relajar el cuerpo y la mente, ese olor y esos sonidos únicos y maravillosos.

Y ya no digo nada cuando te quedas dormido en cama con esa mezcla de sonidos del mar mezclado con el sonido del viento.

Es una pena que no venga más días por este paraíso.

Un saludo perdido.

saulillo